domingo, 27 de julio de 2008

¿Descubrieron los fenicios América del Sur?

América del Sur fue descubier­ta por los fenicios en el año 500 antes de Cristo, asegura el pro­fesor Lienhart Delemar, de la Universidad alemana de Bonn.
En cualquier caso, colonos fenicios y he­breos llegaron antes de Cristo a Santiago del Estero, se desprende de reliquias encontradas en esa provincia del norte argen­tino, a 1.247 kilómetros de Buenos Aires.
En el museo de Santiago del Estero hay restos arqueológicos con inscripciones en lengua fenicia que no difieren de las halla­das en otros lugares y de las que fueron au­tores varios pueblos del Asia Menor que vivieron milenios antes de Jesucristo.
Varios investigadores sostienen que in­finidad de reliquias arqueológicas yacen aún sepultadas bajo el inmenso Chaco santíagueño, a la espera de ser descubiertas.
Según estudios realizados por científicos, las inscripciones son idénticas a las encon­tradas en Perú y en la India y fueron hechas con escritura circular.
Pero, ¿cómo llegaron hace 2.000 años a Santiago del Estero hombres del Asia me­nor?
Los investigadores parecen haber halla­do una pista en inscripciones en Santiago del Estero y la provincia limítrofe de La Rioja. La escritura es de dos tipos: hebreo ar­caico y fenicio de Biblos.
Otro elemento que tal vez podría arrojar alguna luz sobre el tema es un banderín de la tribu de navegantes hebreos Zabulón, descubierto también en estas lejanas latitu­des del continente americano.
Los científicos pretenden ahora recom­poner un "puzzle" casi indescifrable, recu­rriendo a fuentes bíblicas.
La Biblia dice que el rey Salomón envió una expedición mixta de marineros fenicios y judíos de la tribu Zabulón a buscar oro al país de Orphir.
Cabría entonces la posibilidad de que al­gún barco de la expedición se hubiera per­dido en la compleja singladura y penetra­do en el ancho Río de la Plata, navegando río arriba por el Paraná, como hacían los intrépidos nautas que recorrían el Nilo.
Para ayudar a comprender lo difícil que resulta precisar hoy día esos descubrimien­tos, no vendría mal recordar lo sucedido en Australia.
La revista “Búsqueda” de Buenos Aires, especializada en temas de divulgación y en­sayo, aportó ciertos datos de interés a la so­lemne historia oficial.
“Búsqueda” recordó que Australia fue des­cubierta en 1601 por un portugués llama­do Godinho de Eredia.
En los últimos años -señaló la revista- se han descubierto por lo menos seis yaci­mientos de objetos fenicios, tres de los cua­les aparecieron en la costa oriental de Aus­tralia, la más alejada del Viejo Continente.
El también portugués Vasco de Gama encontró en 1498 la vía marítima entre Europa y la India, bordeando África. Los igualmen­te lusitanos Fernao Pérez y Jorge Alvarez descubrieron la ruta que conduce a China en 1517. Esos dos caminos eran ya conoci­dos por Oriente y Occidente. Cuando el le­gendario veneciano Marco Polo llegó a Chi­na por tierra entre 1271 y 1295, se encontró con cristianos nestorianos.
Los estudiosos estiman que las inscrip­ciones de Santiago del Estero constituyen uno de los descubrimientos más importantes de los últimos tiempos. Pero todavía no se aventuran a dar una definición concreta.
Hay coincidencia, empero, en que las inscripciones son fenicias, lo que quiere de­cir que esos colonos vivieron hace miles de años en lo que actualmente es parte de la República Argentina.
A medida que se citan los hechos, la con­fusión es mayor y el monumental edificio de la historia se tambalea.
La mayoría de los descubrimientos con­forma un tablero de ajedrez muy compli­cado, sobre el que se devanan los sesos me­ticulosos científicos.
Algunos de ellos, tratando de rizar el ri­zo, sostienen que son extraterrestres los res­ponsables de las inscripciones jeroglíficas y otras esotéricas zarandajas que complican ahora la vida de los estudiosos.
Pero ésa (la de los extraterrestres) es otra historia, que diría Kipling.


© José Luis Alvarez Fermosel

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