domingo, 21 de septiembre de 2008

El macho posmo con faldas y a lo loco


¿Dónde hay un hombre?

Diógenes buscaba desnudo dentro de un barril un hombre por las calles de Atenas, alumbrándose de noche con una linterna. Sostenía que no había quien reuniera todas las condiciones de tal.
No hemos avanzado mucho desde los tiempos de Diógenes, el Cínico –como le llamaban-. No quiero decir que haya cada vez más homosexuales contra los que, por cierto, no tengo nada, sino que es alarmante el afeminamiento no sólo de nuestro buen amigo el macho posmo, que ya marca tendencias, sino del hombre en general.
No estoy inventándome nada, ni exagerando. A las pruebas me remito.
En su obsesión por mostrar su costado femenino –ese costado femenino que dicen que tenemos todos los hombres-, el macho posmo y otros que no son posmo asisten con frecuencia a determinados locales, unas veces solos, otras con amigos y otras con sus esposas o sus novias y ahí se visten con ropas de mujer disponibles a tal efecto
Dicen que la sensación que se experimenta es maravillosa.
Las chicas los esperan en cafeterías que hay en esos salones, que están haciendo muy buen negocio, entre paréntesis, y a veces se establecen diálogos como el que sigue:
- ¿Cómo me ves, Fernandita?
- Hombre, qué quieres que te diga. ¡Te veo hecho un adefesio!
- ¡Nandi, no seas mala! Yo me veo tan bien, me siento tan bien…
- Muy bien, Lito, pues vete mañana a la reunión de directorio tal como estás vestdido; o, mejor, ponte un trajecito chanel de falda a la rodilla y zapatos de tacón alto. Ah, y no te vayas a olvidar de aplicarte rimmel a las pestañas y pintarte los labios.
Si Lito quisiera maquillarse podría hacerlo perfectamente, pues firmas como L’Ôreal, Clinique, Jean Paul Gaultier y otras no menos conocidas del rubro de la cosmética disponen de productos de belleza para hombres y los venden muchísimo, no ya a homosexuales, bisexuales, travestis y metrosexuales, sino también a heterosexuales actores, deportistas, políticos, empresarios y otros de otras profesiones y oficios.
Salen mucho las bases de maquillaje, los polvos –con perdón-, las sombras para ojos y los bálsamos reparadores para labios de Elizabet Arden.
En otro orden, o en el mismo, se acaban de lanzar al mercado faldas para hombres desde la muestra Hombres Con Falda recientemente inaugurada en el Parque del Retiro de Madrid, en el marco de la Semana Internacional de la Moda.
Se exhibieron setenta y cinco faldas masculinas creadas por cuarenta diseñadores de moda españoles y varios extranjeros de renombre internacional, como John Galliano, Vivienne Westwood, Roberto Cavalli, Kenzo y otros.
La firma estadounidense Utilikilts Company presentó hace unos días una colección de faldas con muchos bolsillos destinadas a mecánicos, fontaneros, carpinteros y otros obreros de otros oficios manuales. Se supone que los bolsillos de las faldas son para las herramientas.
Por su parte, el modista japonés Tatsuko Horikawa ha introducido en el reino de Dior, Chanel y Saint Laurent un corpiño, sujetador, “soutien”, sostén o como quiera llamárselo para hombres, dentro de sus propuestas para la primavera verano 2009 con las que ha debutado en unas jornadas de moda masculina en París.
El sostén en cuestión es para varones que no quieran lucir su pecho al descubierto en las playas, o donde sea, informó un portavoz de Julius, la marca de Horikawa.
Sin tirantes, será una franja negra que se ceñirá al torso (depilado) bajo lencería calada o con encajes, o directamente bajo chaquetas no convencionales, no como las de ahora, que se combinarán con faldas o una suerte de bombachas con bolsillos.
En un futuro no lejano se reemplazarán chaquetas y pantalones por túnicas transparentes, en un recorrido inverso al que inició Coco Chanel a principios del siglo pasado y consolidó Yves Saint Laurent a partir de los años 60, cuando una y otro decidieron masculinizar la indumentaria femenina. Así lo vaticina el diario El Mundo de Madrid.
Los hombres de antes resistiremos, pero al final nos quedaremos solos y aislados, reconcentrados en nuestra ancianidad y nuestro cerrilismo, segregados y discriminados por empeñarnos en seguir siendo machos.


© José Luis Alvarez Fermosel

N.del E.: Como el macho posmo cambia rápidamente de aspecto –digamos aspecto, o apariencia por una vez en lugar de “look”- quizás en próximas entregas la figura que las encabeza a modo de logo se adapte al último grito de su moda.

Notas relacionadas:

“Hombres…, ¡a depilarse!”

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Caballero Español: ¡Qué bien describe este cambio social que se vive! Le juro que ya no sé ni dónde estoy parada. No tengo hijos pero sí sobrinos y hay 2 que son casi como los describe en la nota. Lo felicito y lo sigo siempre. Gladys.

Anónimo dijo...

¡Caballero querido! Nadie mejor que usted para tratar este tema. Menos mal que todavía quedan muchachos rescatables porque la verdad es que deprime verlos, incluyendo a ciertas mujeres jóvenes y ni hablar de adolescentes. Le mando un abrazo y lo felicito. Daniel (de La Plata)

Anónimo dijo...

¡Ánimo, Gladys! No hay que desesperarse. Nada va a cambiar, en todo caso, empeorará. Pero nosotros seguiremos en la brecha. Gracias por seguirme y cariños.

Anónimo dijo...

Querido Daniel: Ciertamente, el panorama deprime y a veces incluso asusta. Menos mal que nosotros estamos entre los observadores rescatables y admiradores de los muchachos rescatables, que como muy bien dices, que los hay, los hay. Un fuerte abrazo